Si votan con los Kirchner, recibieron dinero o tienen cosas que esconder. En cambio, si votan en contra de los Kirchner, son automáticamente honestos, republicanos y sensibles. Los medios de Mitre y Noble lanzaron una guerra en la que vale todo.
Desde que se aprobó el matrimonio igualitario, La Nación y Clarín, al unísono, iniciaron una campaña sistemática para fustigar al Senado. Joaquín Morales Solá, desde el centenario diario de los Mitre, y Eduardo Van der Kooy, desde el matutino de Ernestina Herrera de Noble, son las principales espadas.
Primero fue Joaquín el que aseguró que seis políticos de primera línea habían admitido que en la Cámara Alta se pagaban sobornos. Con el paso de los días, cada uno de los señalados aclaró sus palabras y desmintió a Morales Solá. Sólo hablaban del toma y daca tradicional de la política y no de dinero, como deslizaba el periodista, en compañía de su fiel ladero Van der Kooy.
Ahora, frente al fracaso de la oposición por instaurar el 82% móvil en las jubilaciones, resistido por el oficialismo, que acusa que de ese modo “se desfinanciaría irresponsablemente al Estado”, decidieron volver a la carga.
Los argumentos hasta ahora resultaron pueriles. Primero habían dicho que Menem los apoyaba a cambio de una mejora en su situación judicial. Lo cierto es que su situación, en los últimos meses, no hizo otra cosa que empeorar. Después, que los Rodriguez Saá tenían un pacto oculto con los Kirchner. Ahora llegó el turno de Roxana Latorre, senadora por Santa Fe .
Latorre, de una larga trayectoria y militancia en el justicialismo, es acusada por haber dicho que entre una fórmula radical y una peronista, optaba por esta última. Van der Kooy va más allá: desliza sospechas sobre la vida privada de la política.
Dice ayer en su columna En foco: “Un puñado de hombres y mujeres que, por carecer tal vez de futuro político, cotizan cada uno de sus votos en el Senado como si se tratara de una rueda en la Bolsa. El mejor postor, en estos casos, pareciera casi siempre el mismo. El Gobierno de Cristina y Néstor Kirchner se ha visto favorecido mucho más que la oposición, hasta ahora, con los vaivenes de aquellos senadores.”
Y va sobre Latorre: “El caso más reciente es el de la senadora Latorre, que negó su respaldo al proyecto de la oposición para avanzar con el proyecto del 82% móvil para las jubilaciones mínimas.”
“Pero ella misma ayer blanqueó su pertenencia al kirchnerismo: ‘Entre Cobos y Alfonsín, elijo a los Kirchner’, disparó, indultando su pasada militancia en el peronismo disidente.”
Luego empieza a calificarla con términos ambiguos: “La senadora, que estuvo apareada junto a Carlos Reutemann durante el conflicto con el campo, inició su viraje el año pasado cuando habilitó con su firma en comisión el dictamen para que el kirchnerismo pudiera sancionar en el Senado las facultades delegadas”. O sea, votó a favor de lo que creía.
Después asegura: “el lazo más firme fue lanzado por Aníbal Fernández. El jefe de Gabinete conoce las debilidades políticas y de vida de Latorre que, en varios sentidos, son parecidas a las que tiene él mismo”. ¿A qué se refiere Van der Kooy? ¿Qué significa aparearse? ¿Y tener debilidad de vida?
Más adelante, el que hace las preguntas es Van der Kooy: “¿Se atreverían a votar en contra de una iniciativa, que más allá de su viabilidad en el largo plazo, tiene una altísima aceptación en la opinión pública?.” Pide el periodista a los senadores que voten el proyecto, “más allá de la viabilidad en el largo plazo”.
Morales Solá inicia su nota de opinión, a la que titula “Poder, dinero y miedo”, con dos fuentes anónimas: “´El Senado es ya un cuerpo sin vocación, sin fuerza y sin alma.´ La senadora que dice esa frase, con los gestos y el tono del desaliento, ha pertenecido al oficialismo y a la oposición en los últimos años. Sabe de qué está hablando. Otro senador peronista que milita ahora en el antikirchnerismo agrega: ‘El Gobierno no acepta la negociación ni la derrota en el Senado. ¿Qué otra cosa puede hacer que no sea usar la derecha y la izquierda para cooptar senadores?’”
Termina haciendo también alusiones a la vida privada de los legisladores. “La senadora Hilda González de Duhalde vapuleó hace poco de la peor manera, delante de otros senadores, a un senador de Tierra del Fuego que prometía que votaría contra los intereses del Gobierno. ‘Vos no estás limpio y sos muy vulnerable. Terminarás haciendo lo que el gobierno quiera’, le asestó la senadora, sin vueltas. La reunión se paralizó. Algunos creyeron que el senador fueguino comenzaría a los gritos o se retiraría. No hizo nada. Se quedó mudo. Terminó, en efecto, haciendo lo que el Gobierno quería.”