Por Federico Raúl Pedro Russo
Muchos compañeros están atónitos por el resultado de las dos últimas elecciones, la de la Ciudad de Buenos Aires (CABA) y la de la provincia de Santa Fe; muchos, desde distintos sectores, con la avalancha de imagen exitista de la derecha por los medios masivos de comunicación, sienten que lo ocurrido es contrario al modelo nacional y popular que impulsa el gobierno peronista de Cristina Fernández de Kirchner, sin embargo, es bueno, para no caer en ese error, realizar un análisis de lo acontecido.
Para ello, en primer término, y como siempre, debemos partir de lo histórico; para ese análisis nos sustentamos en las premisas de dos autores, Arturo Jauretche, principalmente, en El medio pelo en la sociedad argentina, y Juan José Hernández Arregui en La formación de la conciencia nacional.
Cuando estudiamos la historia argentina y la formación de las clases sociales, vemos que en la pampa húmeda, zona agrícola ganadera por excelencia, se instalan los inmigrantes europeos, principalmente, los italianos.
La historia nos enseña que la llegada del europeo es consecuente de las políticas de Estado de los gobiernos de aquellas épocas; tanto Mitre como Sarmiento proponían la eliminación del criollo, ese descendiente del aborigen y del español moro, y suplirlo por el inmigrante europeo, en una clara visión de odio por lo nacional y popular, en un desprecio por lo argentino, y una clara idea extranjerizante y colonial de lo que era la civilización y el progreso. Así, como referí, la zona denominada pampa húmeda, incluida la CABA, se pobló, en su mayoría, por inmigrantes españoles e italianos.
Vale hacer una salvedad en estos tiempos que Biolcati usa a Sarmiento como prócer de la Rural; Mitre quería eliminar al criollo, tomar las tierras y repartirlas con la Sociedad Rural, algo que sabemos se hizo y se nos formó con la mentira del granero del mundo; Sarmiento, por su lado, quería eliminar al criollo, tomar las tierras y repartirlas entre colonos europeos para la agricultura y, asimismo, cobrarle impuestos a los miembros de la Sociedad Rural para así desarrollar una industria como EEUU, pero, como sabemos, al ser opositor a la oligarquía porteña, no lo consiguió.
Ahora bien, un sector amplio de los italianos, de los cual hice referencia anteriormente, se asentaron en la provincia de Santa Fe, allí, como colonos agrarios, viviendo en sus comunidades, manteniendo sus tradiciones, se dedicaron a las labores de campo; así, venidos de una Europa convulsionada por las luchas obreras y políticas, decidieron tomar una actitud de no participar en políticas partidarias, sino, por el contrario, simplemente, dedicarse a su trabajo para acumular una riqueza sustentable para sus familias. De esta manera, con su trabajo, forjaron la clase media - pequeño burguesa.
Como expuse, su origen europeo, lo allí vivido, los hizo, a los inmigrantes colonos en Argentina, en su gran mayoría, esquivos a la participación en política y aferrarse a sus modos de vida, sumado que, los medios de aquel entonces, en manos de Mitre y Sarmiento, y la educación impartida del Estado, conllevaba a una creencia errónea de lo autóctono, en consecuencia, veían en el criollo, en el aborigen y en nuestras tradiciones, algo ajeno a ellos y, por ende, ante lo extraño, muchos de ellos tomaron al nativo como salvaje, violento, vago o inferior, por lo que, así las cosas, los hizo oponerse a las políticas de corte nacional, como, claro está, al pensamiento nacional y, por ende, al peronismo.
“Su mentalidad es europeísta, producto tanto de la educación impuesta por la clase alta como del orgullo irracional por su origen europeo. Reproduce, aunque en forma apaciguada, el extranjerismo y desarraigo de los antepasados. Estas capas sociales separadas de la verdadera cultura nacional están amarradas, sin conciencia del complejo de causas que las condiciona a la colonización pedagógica del imperialismo” (Hernández Arregui, La formación de la conciencia nacional, Ed. Peña Lillo, pág. 117).
Es en Santa Fe y en Buenos Aires, en oposición a la corriente del capitalismo conservador de Roca y el radicalismo nacionalista de Alem, donde surgen los movimientos socialistas y comunistas, movimientos que, si bien en teoría deberían ser obreristas y populares, y en un principio así parecía, la verdad es que, en Argentina, por su origen inmigrante, fueron clasistas, defensores de los sectores medios, específicamente en Buenos Aires del comerciante y el profesional , y, en Santa Fe, del chacarero pequeño burgués. Tras la muerte de Alem, el radicalismo se transforma en un partido progresista que se debate entre lo nacional o captar el voto del inmigrante, cayendo también en el discurso de la historia oficial mitrista. Así es que estos partidos siempre representarán los intereses de los sectores medios de origen europeo.
En resumen, para iniciar el análisis del electorado y su voto, tenemos que tener en cuenta que la mayoría de la población de estas zonas tiene un origen inmigrante, formada en la educación mitrista sarmientina de odio, temor y desprecio al criollo y a las tradiciones nacionales; desde allí, se evidencia que, a muchos de estos inmigrantes, en la raíz de su pensamiento cultural, todo lo que represente lo popular y nacional, les produce un rechazo inconciente. Debe tenerse presente que a ellos, desde el Estado conservador, desde la intelectualidad de la izquierda internacionalista, se les enseñaba como dogma que “la República Argentina es el fruto de tres factores, el oro inglés, el libro francés y el brazo italiano”, una de las zonceras más colonizantes. A lo que debemos sumar que, desde principios de los años 90, con la globalización capitalista, desde los medios de comunicación masivos, filmes y desarticulación del Estado, el neoliberalismo impuso, en la mayoría de la población, su discurso político del “fin de las ideologías”, de la “no política” y del exitismo invidualista y el progreso económico como pilares de la formación humana.
Así, en segundo lugar, siguiendo con el análisis histórico, pero más reciente y desde lo económico, tenemos que ver la situación de esos sectores medios.
En el año 2002, la hectárea de tierra en la pampa húmeda estaba alrededor de los mil dólares, es decir mil pesos, y era rematada por hipotecas a capitales extranjeros, hoy, esa misma hectárea está en los ocho mil dólares, entonces, por ejemplo, un chacarero de clase media de Santa Fe, con sólo diez hectáreas, se lleva por la tierra, ochenta mil dólares, o sea, trescientos veinte mil pesos, así debemos imaginarnos el ingreso de los que detentan más tierras en su poder, no sólo con la venta sino con el alquiler de las mismas; hoy, existen innumerables cantidades de arrendatarios para empresas extranjeras, que viven del fruto próspero de esa actividad. Sumado a que, desde 2003, desde el gobierno nacional, se pararon las ejecuciones hipotecarias.
Asimismo, debemos considerar que, en su mayoría, este sector se está dedicando a la producción de soja y hoy la tonelada está en los quinientos dólares. Las ganancias de los productores sojeros los coloca en una situación de clase que, en consecuencia, los hace aferrarse a mantener el statu quo, a elegir candidatos que defiendan su posición, la que debe verse no sólo desde lo económico sino, principalmente, desde lo cultural, repito, no olvidemos que llegaron de Europa sin visiones de participación política sino para conseguir un bienestar económico para sus familias, lo que se consigue y debe mantenerse acoplándose a la cultura dominante oligárquico-burguesa.
Entonces, en estos años, la población agraria de Santa Fe, creció y se estableció en esas mejoras económicas.
Lo mismo ocurre en la CABA, muchos comerciantes, con el crecimiento turístico y la producción nacional, consiguieron expandirse en sus negocios, recuperando su posicionamiento como clase media y, en consecuencia, retomando, en su mayoría, su visión cultural apolítica y antipopular.
Sintetizando, el crecimiento económico consecuente de las políticas macroeconómicas agropecuarias, principalmente, de soja, la exportación, la cotización del dólar, para unos, y el ingreso de turismo y desarrollo del consumo, para otros, ha hecho que los sectores medios vuelvan a su estabilidad económica desea por lo que, en consecuencia, también vuelven, para muchos de ellos, sus viejos valores culturales inculcados por las oligarquías argentinas antipopulares.
Seguidamente, tenemos que realizar la primera salvedad.
Estos sectores, saben que sus mejoras económicas son consecuencia de las políticas macroeconómicas nacionales, de los subsidios, de la exportación de soja, de la ampliación de mercado, por ello, es probable que un gran número de los mismos, ante la inexistencia de candidatos opositores que le ofrezcan lo mismo, voten para presidente a Cristina Fernández.
Sin embargo, muchos se preguntan por qué, si los beneficia la macroeconomía y votan en consecuencia, no votan, también, a los candidatos del Frente Para la Victoria (FPV) en sus provincias o municipios.
Y la respuesta a esto está asociada a lo antes expuesto, a su situación de clase, de pequeños burgueses, su cultura europea “apolítica”, a los valores antipopulares que sus tradiciones dominadas por las oligarquías forjaron, sean desde el conservadurismo, el radicalismo antinacional o el socialismo y el comunismo internacionalista, entonces, los hace elegir candidatos que los representen, que representen su pensamiento político “apolítico”.
La macroeconomía genera la riqueza, parte de la misma es repartida por el Gobierno Nacional entre Gobernadores e Intendentes, ese reparto no es a voluntad o capricho del gobernante central sino por Ley, entonces, si un gobernador o intendente es del campo nacional y popular, destinará ese dinero para los sectores marginados, con obras, cooperativas, planes de vivienda, etc, etc, en cambio, si ese gobernador o intendente es del campo conservador, radical o de la izquierda internacionalista, seguramente, también destinará ese dinero a los sectores que representa, que, como sabemos, no son las clases marginales, sino las clases medias o altas de cada lugar.
Así las cosas, ante lo hasta aquí redactado, debemos considerar, para continuar en el análisis, que, tanto la CABA como Santa Fe, tienen más del 50 % de su población en una situación económica que supera ampliamente la media y, esa gente, como ya he referido, no va a votar un candidato que les quiera cobrar retenciones o que les quiera imponer una cultura que, aunque más democrática, es contraria a su visión de la sociedad. Ellos no están de acuerdo que el Estado invierta en escuelas y hospitales en lugares alejados y marginales, no quieren que se invierta dando asignación universal por hijo o creando cooperativas de trabajo subsidiadas por el Estado, no quieren viviendas dignas para las personas que viven en la marginalidad, no quieren un Estado creador de trabajo y gremios, según la cultura de estos sectores medios, los otros sectores, los marginados, no se lo ganaron, no trabajaron para ello, “no se rompieron el lomo laburando”, “no vinieron de Europa para construir una nación”, tampoco consideran saludable que se de dignidad a las diversidades sexuales, que se enseñe sexo y prevención en las escuelas, no les parece moral que se despenalice el consumo de drogas o el aborto, entonces, es ahí cuando votan en sus barrios, en sus municipios, en sus provincias, es ahí, en los lugares donde se debe hacer realidad la distribución de la riqueza, la presencia del Estado, que eligen a alguien que los represente, que no permita que se les contradiga su realidad cultural, así votan lo que paraliza la profundización del modelo.
Macri mostró en su discurso, en sus cuatro años de gobierno, esa política “apolítica” y eso fue lo que eligieron, Posse en Educación, negando la historia peronista, Palacios en Seguridad, escuchando ilegalmente a opositores, la UCEP reprimiendo a los sintecho, la rebaja de presupuesto en salud y educación pública, mayores subsidios a los sectores privados, negación de la salud a los vecinos del conurbano, etc, etc, etc. Y Del Sel representa lo mismo, es el PRO, el neoliberalismo, en su campaña se proponía como un “apolítico”, como alguien que quiere que la gente se gane su pan “trabajando”, les proponía a los productores agrarios que no se les debía cobrar retenciones y que el dinero debía quedar en su totalidad en las manos de esos pequeños burgueses, decía que el Estado no debe “gastar” en obras para los marginados. Asimismo, por su parte, el candidato del frente socialista radical proponía dar subsidios y también mantenía su discurso contra las retenciones y el Estado “gastador”.
En este contexto, tanto Filmus como Rossi, que proponen las políticas sociales peronistas, políticas que sí pueden desplegarse en el conurbano bonaerense que, por su concepción cultural de la realidad consecuente de su origen criollo mestizo y obrero, las considera necesarias para el desarrollo e integración social; en cambio, en esas zonas, por lo referido en esta nota, no tienen asidero en el ciudadano medio.
Repito, a esos sectores medios, la política macroeconómica del gobierno nacional les conviene, les ha dado crecimiento económico-social y de clase, por ello, asentados en una clase media burguesa, continuarán apoyando esa macroeconomía pero, a su vez, las políticas socioeconómicas y culturales del peronismo le parecen destructivas de sus valores y de su realidad, entonces, ahí, se replegarán en lo conservador, en lo “apolítico” y, al momento de elegir a sus representantes que decidan en las políticas que los afectan directamente en su vida cotidiana en sus ciudades, votarán a aquellos que, claro está, los representen.
En el 2001, los sectores medios participaron en la política porque se vieron afectados en sus vidas, en su economía, mas, hoy, que todo se estableció, que todo está correcto, quieren que así se mantenga, por ello, un Estado provincial y municipal que está activo y avanza tomando las riquezas de los sectores acomodados para distribuirlas en todos los sectores, principalmente en los marginados, impulsando lo popular, lo cooperativista y la inclusión social, es contrario a sus intereses.
Finalmente, tras lo analizado, que para muchos parecería la descripción de algo que nunca cambiará, como último punto en considerar, y más allá de lo expuesto, me gustaría dejar en claro, a los compañeros, que los resultados de las elecciones no fueron contrarios al modelo nacional y popular.
En la CABA, si bien el PRO ganó la Jefatura de Gobierno y la presidencia de las 15 comunas, en 4 de ellas, comparte el consejo con el FPV.
En las Comunas 5 –Almagro y Boedo–, 15 –Villa Ortuzar, Parque Chas, Agronomía, La Paternal, Chacarita y Villa Crespo–, más las sureñas 8 –Villa Lugano, Soldati y Riachuelo– y la 9, compuesta por Mataderos, Liniers y Parque Avellaneda. El peronismo, luego de que el Tribunal Superior porteño permitió las observaciones planteadas y, pese a que el macrismo permanece con la presidencia, equilibró fuerzas en las Juntas Comunales y es parte activa en las mismas.
En otro orden, los legisladores del FPV obtuvieron el 14,06 % de los votos, a los que se suma los partidos que comparten el modelo, Frente Progresista y Popular, 6,64 % y Nuevo Encuento, 6,48 %.
Por otro lado, en Santa Fe, si bien el Frente Socialista Radical obtuvo la gobernación, el FPV obtuvo la mayoría en ambas cámaras provinciales. Y, de los municipios, el Frente Socialista Radical se quedó con 21, el FPV con 19 y los partidos comunales con 3.
Así las cosas, vemos que el Pro y su neoliberalismo, realmente, no tuvieron una victoria en Santa Fe como sus medios de comunicación nos quieren hacer creer. Un sector de la población que votó al FPV en la elección de internas abiertas realizadas, pero que no se sintió representado por Rossi, luego, en la elección general, votó a los diputados e intendentes del FPV pero, como gobernador, en su mayoría, a los contrarios. Es ahí, un triunfo de Del Sel, por su imagen de lo “apolítico”, coincidente con el pensamiento pequeño burgués ya explicado, contra la imagen combativa de Rossi para con los sectores sojeros impulsando el modelo nacional.
Para comprender la situación de lo ocurrido y de la mejora posicional del movimiento nacional y popular, debemos estar atentos a los datos que, a continuación, expondré.
En las eleccionesa cargos lectivos del 2009 en Santa Fe, el FPV obtuvo el 9, 57% de los votos, hoy, en legisladores el 35,6%, pero a gobernador, en 2007, Bielsa había obtenido el 38,78 %, pero, hoy, Rossi sólo un poco más del 22 %.
En la CABA, en las elecciones del 2007 para jefe de Gobierno, el FPV obtuvo el 24% y hoy el 27%. Por otro lado, en la elección de legisladores, en 2009, el Frente conformado por el FPV y Nuevo Encuentro obtuvo el 11 % y, hoy, el 27 % del electorado.
En resumen, en estas zonas “apolíticas” hemos avanzado, hemos obtenido más votos que en las elecciones pasadas.
Tras el análisis histórico de la formación de las clases medias de la pampa húmeda, la globalización y el dominio cultural antinacional, lo que para muchos parecería un imposible, vemos que, pese a ese pensamiento de clase pequeño burguesa “apolítico”, muchas personas están entendiendo y eligiendo el cambio cultural e integrarse a lo nacional y popular.
Y se que para otros compañeros esto les parece poco, lento, pero, no nos olvidemos que desde 1853 hasta 1945, en Argentina gobernó la oligarquía antinacional, antipopular, extranjerizante y colonial. Luego, lo ganado en la dignidad del pueblo, en nuestra cultura nacional y popular por Perón, fue, desde 1955, denostado y destruido, desde las universidades y medios de comunicación pero, principalmente, con la destrucción de la política y los gremios, por medio de la violencia represiva y corrupta en manos de civiles y militares que acallaron con la muerte y el olvido a jóvenes y trabajadores.
Sin embargo, desde 2003, retomamos la cultura nacional y popular, nuevamente el Peronismo de la mano de Néstor y Cristina está devolviéndonos la dignidad perdida.
En 10 años vamos mejorando, pero falta, falta que más argentinos entiendan nuestra cultura, nuestro sentir nacional y ese es el camino que vamos transitando.
Por eso, más que nunca, vamos con Cristina y los candidatos oficiales en cada lugar del Frente Para la Victoria.