El Frente del Subdesarrollo está resuelto a reconquistar el poder político en octubre de 2011 y a revertir la avanzada estatal en materia agropecuaria.
Eliminar las retenciones, la ONCCA, los mayores controles de la AFIP, la participación de la banca pública como prestamista clave del sector rural, las diversas medidas de protección y fomento a los productores emanadas del Ministerio de Agricultura, el rol progresivo del INTA y del INTI, etc., asestará un golpe letal al modelo de acumulación puesto en marcha en 2003. Por tal motivo, la revolución redistributiva está obligada a avanzar a todo nivel, advirtiendo que la solución no es técnica sino política.
Una nueva ley agraria de la democracia que concite el apoyo masivo e irrestricto de los trabajadores rurales, los agricultores familiares y los pequeños y medianos productores se impone como única salida a favor de las grandes mayorías.
Una ley que potencie el cooperativismo, que profundice la verdadera federalización de la renta agraria (como ocurre con el Fondo Federal Solidario), que funde una red de comercialización mixta en alimentos entre agricultores y Estado (profundizando la iniciativa de las Baratas), que cree empresas mixtas para el transporte y la comercialización exterior entre las grandes exportadoras de granos y el Estado nacional (con participación de provincias y cooperativas), entre otras, son las grandes medidas políticas que terminarán por erradicar el poder económico de las clases socio-productivas ligadas a la supervivencia de una Argentina satélite, atrasada y desigual.